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jun 17, 2021

¡Hasta luego José Mauricio Silva!

La Clínica del Pueblo puede ser un pequeño grano de arena en la playa, pero es uno que si no estuviera ahí se echaría mucho de menos.

Involucrándose con La Clínica

Hace 41 años, en el vecindario de Mount Pleasant, Mauricio Silva se involucró con el Centro de Recursos Centroamericanos CARECEN después de haber llegado a Washington D.C. como exiliado de El Salvador. Alrededor del mismo tiempo, Juan Romagoza intentaba poner en marcha La Clínica del Pueblo, pero estaba en necesidad de una estructura legal en la que pudiera funcionar. Como miembro de la junta directiva de CARECEN, Mauricio Silva aceptó patrocinar La Clínica del Pueblo mientras ésta obtenía su estatus legal. "Fui uno de los fundadores de La Clínica del Pueblo a principios de los años 80", comparte Silva.

Más de doce años después, a principios de la década de 2000, Silva fue llamado a formar parte de la junta directiva de La Clínica. "Estuve en la junta durante seis años; fui vicepresidente y presidente de La Clínica hasta que tuve que dejarlo porque los miembros no pueden estar más de seis años en la junta". Silva recuerda que esos primeros seis años como miembro de la junta directiva fueron desafiantes pero muy transformadores. Algunas de sus mayores tareas fueron obtener el estatus de un Centro de Salud Calificado Federalmente, encontrar un sustituto para Juan Romagoza y revisar el primer eslogan de La Clínica: "Servicios de salud gratuitos para todos".

"Si hubiéramos dado servicios gratuitos para todos probablemente no habríamos sobrevivido como institución. Por eso lo cambiamos a servicios de salud para todos según sus necesidades. Lo que luego implicó mucho cambio institucional y mucho trabajo."

Su pasión por La Clínica

Tras dejar la junta directiva, Mauricio Silva siguió apoyando económicamente a La Clínica. Compartió: "Cuanto más me involucro en La Clínica, más convencido estoy de cuán importante es el papel que tiene La Clínica de proveer servicios de salud de una manera adecuada y culturalmente apropiada a una población determinada. Una población que muy probablemente no recibiría esos servicios si La Clínica no existiera".

Silva nos explicó más sobre los programas preventivos y de apoyo que ofrece La Clínica, y como ellos son realmente una forma diferente de proporcionar servicios de salud. Específicamente, porque satisfacen culturalmente las necesidades de las personas a las que atienden.

"Cuando veo el estigma y la discriminación que todavía existe en América Central y México en torno a la comunidad LGBTQ y luego veo la transformación que la gente pasa con La Clínica a través de programas como el programa Empodérate, eso es impresionante para mí. Igualmente, con Entre Amigas, cuando escuchas las historias de las mujeres, varias de mis colegas vienen de ese programa, ¡están tan orgullosas de él! Esas son las cosas bonitas de La Clínica".

Entre los servicios que presta La Clínica, Mauricio, una vez como paciente en un hospital, fue testigo de las barreras que puede suponer el idioma cuando se trata de servicios de salud y compartió con nosotros la importancia de un servicio de interpretación adecuado.

Afirma: "Había una trabajadora de la salud que suministraba medicamentos a una persona hispanohablante y cuando el paciente se confundió sobre el medicamento que estaba recibiendo. La enfermera le preguntó si el nombre de la receta era el suyo y el paciente respondió que no era su nombre. Lo que significaba que ella estaba probando la medicina de otro paciente debido a la falta de interpretación. Eso realmente me abrió los ojos y me hizo darme cuenta de la importancia de los servicios de acceso lingüístico que ofrece La Clínica".

Hace unos tres años, cuando Alicia Wilson dejaba de ser la directora ejecutiva de La Clínica, se le pidió a Mauricio Silva, una vez más, que se uniera a la Junta Directiva. Esta vez se enfrentó de nuevo a tres retos especiales: asignar un nuevo director ejecutivo, volver a poner a La Clínica en una base financiera sólida, y conducir La Clínica a través de la pandemia del COVID-19.

Próximos pasos después de La Clínica

Después de treinta y ocho años, de servir y ser testigo del crecimiento de La Clínica, Mauricio Silva, regresa a su país de origen. Esta sumamente emocionado por regresar a El Salvador y listo para su nueva aventura. Dará clases en la Universidad Jesuita de El Salvador y continuará sirviendo en dos juntas. Una es la Oficina de Washington para América Latina (WOLA) en Washington D.C., y la otra en El Salvador. Espera seguir escribiendo y sirviendo a su comunidad en su país.

Mauricio siempre será parte de La Clínica debido a su legado y su trabajo, a raíz de esto invita a quienes estén interesados en ser parte de nuestra misión de construir una comunidad latina saludable, a unirse a nosotros para hacer el cambio.

"Siempre recibimos más de lo que damos. La Clínica del Pueblo puede ser un pequeño grano de arena en la playa, pero es uno que si no estuviera ahí se echaría mucho de menos, especialmente en el área de Washington D.C."